Cuando volvía de mi trabajo nocturno, me resultaba imposible dormir de día viviendo al lado de los desagradables vecinos de la casa contigua.
Cuando no estaban dando una ruidosa fiesta, se estaban peleando, o cualquier otra cosa. Y ese día no era una excepción. El ruido empezó nada más dormirme y, naturalmente, me despertó.
Primero mis vecinos empezaron a gritarse. Tras las voces, comenzaron a volar objetos. Me levanté y vi cómo el vecino le estaba dando una paliza a su mujer. De vez en cuando ella lograba dar un buen golpe, pero llevaba claramente las de perder. Lo sentí mucho por ella, pero tenía mucho sueño y me volví a la cama.
La pregunta es: ¿Por qué no hice nada para ayudar a la pobre vecina?
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